jueves, 17 de mayo de 2012

                                        cultura chicha La llamada cultura "chicha", en sus formas de comunicación masiva, se presenta en la prensa como un conjunto abigarrado de primeras páginas muy coloridas -con fotos audaces- que cuelgan de los kioskos de venta y que difieren de manera tosca de sus homólogos formales, tanto en el diseño como en la temática noticiosa. En la radio en la banda de AM vociferando convocatorias a espectáculos populares u ofreciendo pócimas para el amor eterno. En la televisión con espectaculares "talk-shows" de temáticas sorprendentes. Son, en conjunto, la expresión actual del sensacionalismo peruano que conforma lo que es probablemente un fenómeno de cultura de masas único en el Continente y que parece estar llegando a extremos máximos de expresión al circular, desde hace pocas semanas, el primer diario pornográfico.
En una confusión ya corriente se suele criticar a estas versiones del periodismo con generalizaciones abusivas, sin caer en la cuenta que se trata de expresiones periodísticas que tienen como fin principal el entretenimiento, la diversión, no el interés informativo -que viene a ser secundario.
Este periodismo de entretenimiento apela sin embargo a las convenciones de protección de libertad de expresión que se concede a sus homólogos que practican el periodismo de responsabilidad social aunque sin descuidar que, al final, deben respetar las reglas del mercado.
La complejidad del tema exige una aproximación interdisciplinaria pues un solo ángulo no daría una visión adecuada. Primero en lo relativo a la historia de los medios pues, como veremos, el tabloidismo chichero encuentra espacios en radio, prensa y televisión; luego en el lenguaje, por sus características tan conocidas. En la cultura, un terreno más difícil que podría hacernos avanzar hacia los terrenos de las mentalidades. Igualmente la ética y la deontología del oficio de comunicador social; las formas gráficas. Al final deberá examinarse la invasión creciente de los antiguos espacios privados que comienzan a desaparecer para hacerse más públicos que nunca.
La cultura chicha
La primera noción de la palabra "chicha" se adquiere con el diccionario donde figura como bebida, nombrada así originalmente por los indios cuna de Panamá y llegada al Perú en tiempos ignotos. Es una popular bebida hecha de maíz. Habría que investigar en profundidad cómo se produjo ese traslado del nombre de la bebida serrana por excelencia a la música tropical-andina, esa mezcla de cumbia con huayno que alguien bautizó quizá con intención peyorativa y sin imaginar la fortuna de la denominación.
Y es que debe advertirse que "lo chicha" sugiere también lo ordinario, corriente, perteneciente al vulgo, a la gente "maleada", "achorada". Cuando ya el vocablo pertenecía a la música se le calificó como "fenómeno cultural" convirtiéndose en objeto de estudio atento por científicos sociales, y en particular por los observadores de las mentalidades (conductas y pensamientos comunes de una comunidad, en definición mínima).
Poco a poco, lo que fue vocablo despectivo ha llegado a ser timbre de orgullo, por lo menos en lo que a música se refiere. La prensa amarilla ha tardado en reconocerse como oriunda de esa zona y más todavía la radio y la televisión.
Historia mínima de la prensa
El interés popular por noticias relativa a hechos violentos es tan antiguo como el periodismo mismo, tanto manuscrito como impreso, como ha sido demostrado por muchos historiadores. Viejas "Relaciones" españolas, "News Relations" inglesas y versiones parecidas en otros países, contaron en detalle sucesos de masacres en batallas, descripciones de ejecuciones, relatos minuciosos de crímenes, etc. comprobándose así que el interés por la noticia "sensacional", la nueva que estremece y emociona, es incluso más viejo que el periodismo ya convertido en práctica sistemática.
En su desarrollo histórico, el periodismo encontró rutas que lo condujeron finamente a la utilidad, al beneficio social de la información pero también aprendió a proporcionar una mejor cobertura de aquella zona que nunca abandonó, esto es, las temáticas de crímenes, historias teñidas de sexo, relatos de violencia, la trilogía clásica y clave para comprender a parte del periodismo de hoy.
El origen moderno del periodismo sensacionalista suele ser reconocido en el desarrollo de la prensa de bajo precio que tuvo sus primeras expresiones en los Estados Unidos (la célebre "penny press") y en Inglaterra y Francia. Fue en estos países, en sus grandes ciudades que surgieron las condiciones económicas, demográficas y técnicas que hicieron posible un diarismo de nuevo tipo que evolucionaba de lo Doctrinal a lo Partidario hacia lo Comercial.
Este nuevo periodismo masivo enfrentado a la necesidad de captar más compradores propuso formas novedosas de trabajar, como por ejemplo, enfocar el interés en asuntos que hasta entonces habían sido considerados irrelevantes tales como la vida cotidiana en las crecientes urbes industrializadas cuyo crecimiento traía bienestar y violencia. Las noticias adquirieron así nuevas dimensiones y costos pues lo que llamaban "un buen crimen" era una novedad que podría hacer vender más periódicos.

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